Los gases de efecto invernadero (GEI) son componentes gaseosos en la atmósfera que absorben y emiten radiación dentro del rango infrarrojo. Esto causa el efecto invernadero, que atrapa el calor en la atmósfera y calienta el planeta. Los principales gases de efecto invernadero, junto con su contribución aproximada al efecto invernadero antropogénico (causado por humanos), son los siguientes:

  1. Dióxido de Carbono (CO2): El CO2 es el gas de efecto invernadero emitido en mayor cantidad por actividades humanas, principalmente por la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) para energía y transporte, así como por ciertos procesos industriales y cambios en el uso de la tierra como la deforestación. Contribuye aproximadamente al 76% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (en términos de CO2 equivalente) según datos del Quinto Informe de Evaluación del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático).
  2. Metano (CH4): El metano es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2 en términos de su capacidad para atrapar calor, aunque tiene una vida atmosférica más corta. Las principales fuentes de emisiones de metano incluyen la agricultura (especialmente la producción de ganado y arroz), la descomposición de residuos en vertederos y la producción y transporte de carbón, petróleo y gas. Representa alrededor del 16% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (en términos de CO2 equivalente).
  3. Óxido Nitroso (N2O): Aunque está presente en la atmósfera en cantidades menores que el CO2 y el CH4, el N2O es un potente gas de efecto invernadero y contribuye aproximadamente el 6% de las emisiones antropogénicas de GEI (en términos de CO2 equivalente). Se produce principalmente a través de procesos agrícolas y industriales, así como por la combustión de biomasa y combustibles fósiles.
  4. Gases Fluorados: Incluyen hidrofluorocarbonos (HFC), perfluorocarbonos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF6) y trifluoruro de nitrógeno (NF3). Estos gases son utilizados en una variedad de aplicaciones industriales, incluyendo refrigeración, aire acondicionado, aislantes y como solventes. Aunque su contribución total a las emisiones globales de GEI es relativamente pequeña, son extremadamente potentes en términos de su capacidad de efecto invernadero. Juntos, contribuyen aproximadamente el 2% de las emisiones (en términos de CO2 equivalente).

    Es importante notar que estos porcentajes son aproximaciones y pueden variar según la fuente y el año de referencia. Además, el impacto de cada gas de efecto invernadero en el calentamiento global no solo depende de su concentración atmosférica, sino también de su potencial de calentamiento global (PCG) y su vida atmosférica. El CO2, por ejemplo, tiene una vida más larga en la atmósfera que el CH4, lo que significa que sus efectos se sienten durante un período más prolongado.

    En esta entrado no se ha tenido en cuenta el efecto invernadero provocado por el vapor de agua al no ser un gas de origen humano. Sin embargo, la concentración de vapor de agua atmosférico se incrementará a medida que la temperatura del planeta se eleve.

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