El Dr. Manuel Sans Segarra, en su libro «La Supraconciencia existe: Vida después de la vida», propone una interpretación de las Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM) que combina elementos científicos, particularmente de la física cuántica, con una perspectiva espiritual. Si bien su trabajo ha generado un gran interés en el público, es importante analizar críticamente las afirmaciones que presenta en su libro.
1. La extrapolación de la física cuántica:
Segarra recurre a conceptos de la física cuántica, como la superposición y el entrelazamiento, para explicar fenómenos como la percepción extracorpórea o la comunicación con seres queridos fallecidos durante las ECM. Sin embargo, esta extrapolación es problemática por varias razones:
- Diferencias de escala: La física cuántica describe el comportamiento de partículas subatómicas, mientras que las ECM son fenómenos que ocurren a nivel macroscópico, en el cerebro humano. No existe evidencia científica que respalde la idea de que los fenómenos cuánticos puedan tener efectos directos en la conciencia humana a esa escala.
- Falta de mecanismos explicativos: Segarra no propone mecanismos concretos que expliquen cómo la superposición o el entrelazamiento podrían generar las experiencias reportadas en las ECM. Se limita a establecer una analogía entre ambos fenómenos, sin una base científica sólida.
- Interpretación errónea de la física cuántica: Segarra malinterpreta conceptos de la física cuántica para adaptarlos a su teoría de la supraconciencia. Por ejemplo, la superposición cuántica no implica que una partícula exista en múltiples lugares a la vez, sino que su estado se describe como una combinación de diferentes posibilidades.
2. La falta de rigor científico:
Si bien Segarra se presenta como un científico, su libro carece del rigor metodológico que caracteriza a la investigación científica.
- Sesgo de confirmación: Se centra en casos de ECM que confirman su hipótesis, sin considerar las explicaciones alternativas que ofrece la neurociencia o la psicología.
- Falta de control experimental: Las ECM son experiencias subjetivas que no se pueden replicar en un laboratorio. Esto dificulta la aplicación del método científico para su estudio.
- Generalizaciones a partir de casos anecdóticos: Segarra basa sus conclusiones en relatos de pacientes y casos documentados, pero no realiza un análisis estadístico riguroso que permita generalizar sus hallazgos.
3. La confusión entre ciencia y espiritualidad:
Segarra mezcla conceptos científicos con ideas espirituales, creando una narrativa que puede resultar atractiva para el público, pero que no se ajusta a los criterios de la ciencia.
- Dualismo mente-cuerpo: Su teoría de la supraconciencia se basa en una concepción dualista de la mente y el cuerpo, que separa la conciencia del cerebro físico. Esta visión contradice la evidencia científica que indica que la conciencia es un producto de la actividad cerebral.
- Afirmaciones no falsables: Algunas de las afirmaciones de Segarra sobre la supraconciencia no son falsables, es decir, no se pueden refutar mediante la evidencia empírica. Esto las sitúa fuera del ámbito de la ciencia.
4. Explicaciones alternativas:
La neurociencia ofrece explicaciones alternativas para las ECM que no requieren recurrir a la física cuántica o a la espiritualidad.
- Privación de oxígeno: La falta de oxígeno en el cerebro durante un paro cardíaco o una experiencia cercana a la muerte puede generar alucinaciones y alteraciones de la conciencia que se asemejan a las ECM.
- Liberación de endorfinas: En situaciones de estrés extremo, el cerebro libera endorfinas, que pueden generar sensaciones de euforia, paz y desapego del cuerpo, similares a las reportadas en las ECM.
- Actividad cerebral anómala: Estudios de neuroimagen han mostrado que las ECM pueden estar asociadas a patrones de actividad cerebral anómalos, particularmente en áreas relacionadas con la memoria, la emoción y la percepción.
Si bien el libro de Manuel Sans Segarra ha contribuido a popularizar el tema de las ECM, es importante tener en cuenta las contradicciones y falsedades que presenta. Su interpretación de la física cuántica es cuestionable, su metodología carece de rigor científico y sus conclusiones se basan en una mezcla de ciencia y espiritualidad que no se ajusta a los criterios de la ciencia. La neurociencia ofrece explicaciones alternativas para las ECM que son más plausibles y que se basan en la evidencia empírica.