El gran guerrero vikingo de Birka.
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/ajpa.23308
La antigua tierra de Birka, en Suecia, acuna el enigmático descanso final de un señor de la guerra vikingo. Aunque su nombre permanece oculto por las brumas del tiempo, sus pertenencias hablan por sí solas, marcando inequívocamente a un guerrero de alto rango. Ahora, muestras de su ADN han desvelado otra verdad: esta formidable figura era una mujer.
Desenterrado en 1889, el yacimiento de Birka nos devuelve al siglo X de nuestra era. Es un hallazgo de singular importancia, pues pocos entre los hombres del norte fueron honrados con un entierro tan rico, todo un arsenal: espada, lanza, hacha, un par de escudos, cuchillo, intrincados símbolos labrados y el sacrificio de dos caballos de guerra. Hasta hace poco, el ocupante de la tumba Bj 581 –la designación dada a este guerrero sin nombre– era asumido por los arqueólogos como varón.
Sin embargo, una meticulosa investigación por investigadores de la Universidad de Uppsala en Suecia ha arrojado una sorprendente revelación. Bj 581, el sombrío líder militar de Birka, era una mujer, de unos treinta años al morir. Análisis esqueléticos y de ADN no dejan lugar a dudas.
El análisis isotópico de los restos hallados en la tumba de Birka revela una vida marcada por extensos viajes. Además, las pequeñas figuras cuidadosamente elaboradas enterradas junto al cuerpo insinúan un alto mando militar, probablemente en el papel de estratega. La mera opulencia de las ofrendas funerarias muestra que este individuo fue un líder profundamente respetado por su gente.
Curiosamente, un estudio osteológico más amplio de restos de la época vikinga por toda Europa ya había sugerido una sociedad más igualitaria de lo que se imaginaba, proponiendo que quizás la mitad de los guerreros vikingos que asaltaron el continente eran mujeres. Sin embargo, la guerrera de Birka representa la primera evidencia arqueológica irrefutable de una líder militar femenina dentro de la sociedad vikinga.