El mundo de la física teórica despidió recientemente a uno de sus íconos más distinguidos, Peter Higgs, cuyo nombre quedará por siempre vinculado a la partícula que ayudó a prever, el bosón de Higgs. Fallecido el 8 de abril a la edad de 94 años, Higgs no solo contribuyó con uno de los descubrimientos más trascendentales de la ciencia moderna, sino que también dejó una impresión duradera en sus colegas y sucesores por su carácter humilde y su enfoque inspirador hacia la ciencia.
Hace seis décadas, Higgs propuso la existencia de una partícula elemental cuyas características permitirían formar un campo invisible capaz de otorgar masa a otras partículas elementales. Este planteamiento no solo era revolucionario sino que formaba parte de lo que más tarde se consolidaría como el modelo estándar de partículas y campos. Su teoría, concebida de manera independiente casi simultáneamente por otros físicos como François Englert, fue finalmente confirmada con la detección del bosón de Higgs en 2012 mediante los experimentos ATLAS y CMS en el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) en Suiza.
El descubrimiento del bosón de Higgs completó el modelo estándar de la física de partículas y llevó a Higgs y a Englert a compartir el Premio Nobel en 2013. Este hallazgo no solo fue un triunfo científico, sino también un testimonio del impacto de la perseverancia y la visión en la investigación científica.
Más allá de sus logros científicos, Peter Higgs fue alabado por su personalidad y su modo de interactuar con el mundo académico. Según Fabiola Gianotti, directora general del CERN, Higgs era «una persona muy especial, una figura inmensamente inspiradora para los físicos de todo el mundo, un hombre de rara modestia, un gran maestro y alguien que explicó la física de una manera muy simple pero profunda». Su capacidad para simplificar los conceptos complejos y su disposición para compartir sus ideas con las generaciones futuras resonaron profundamente en la comunidad científica.
Las reacciones a su fallecimiento reflejan el respeto y la admiración que sus colegas tenían hacia él. Desde recordatorios de encuentros personales hasta anécdotas sobre momentos compartidos, es claro que la influencia de Higgs trascendió sus contribuciones teóricas. Físicos de todo el mundo han expresado su gratitud por su mentoría y su enfoque accesible y desinteresado hacia la ciencia.
En retrospectiva, la vida y obra de Peter Higgs no solo enriqueció la física, sino que también modeló un ideal de cómo la grandeza científica puede andar de la mano con la sencillez y la integridad personal. Su legado perdura no solo en la ciencia que ayudó a definir, sino en las vidas de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo y aprender de él.
https://www.nature.com/articles/d41586-024-01069-6