Introducción

La rivalidad histórica entre India y Pakistán, que se remonta a la partición de 1947 y ha estado marcada por tres guerras a gran escala y numerosas escaramuzas fronterizas, adquirió una dimensión existencial con la realización de ensayos nucleares por parte de ambos estados en mayo de 1998.1 Esta nuclearización transformó una disputa regional, aunque intensa, en uno de los puntos más peligrosos del planeta, donde el espectro de un conflicto nuclear proyecta una sombra constante. La persistencia del conflicto de Cachemira no es meramente una disputa territorial; es el principal catalizador que mantiene viva la posibilidad de un conflicto convencional que, dadas las doctrinas nucleares de ambos estados, podría escalar a un intercambio nuclear.2 La incapacidad de resolver esta cuestión fundamental es una fuente constante de inestabilidad estratégica, ya que los ataques terroristas en Cachemira, a menudo atribuidos por India a militantes basados en Pakistán, han provocado crisis militares significativas que, en un contexto nuclearizado, conllevan riesgos inconmensurables.4

La reciente y ficticia escalada de tensiones, ejemplificada por el ataque terrorista en Pahalgam, Cachemira administrada por India, en abril de 2025, que según informes costó 26 vidas, y las subsiguientes amenazas nucleares, particularmente por parte de figuras pakistaníes, subrayan la urgencia de un análisis exhaustivo de los riesgos nucleares en el sur de Asia.2 Estos eventos, aunque hipotéticos en el marco de algunos materiales de referencia, sirven como un catalizador plausible para la discusión sobre la fragilidad de la disuasión en la región. La retórica nuclear que emerge durante tales crisis no es meramente disuasiva; puede contribuir a un ciclo de escalada al aumentar la percepción de amenaza y la presión interna en ambos lados para adoptar posturas más duras, reduciendo así el espacio para la diplomacia y la desescalada.5 Esta dinámica de acción-reacción puede llevar a los líderes a tomar decisiones que, aunque destinadas a mostrar firmeza, cierran vías de resolución pacífica, como se ilustra en escenarios que describen una «reacción en cadena catastrófica: ira, pánico, mala comunicación».5

Este informe se propone realizar una comparación detallada de las capacidades nucleares de India y Pakistán, incluyendo sus arsenales, sistemas de lanzamiento y doctrinas. Posteriormente, se analizarán las vías potenciales hacia una escalada nuclear, con especial atención al papel del conflicto de Cachemira y la dinámica entre las fuerzas convencionales y las armas nucleares tácticas. Finalmente, se evaluarán las catastróficas consecuencias regionales y globales que un conflicto nuclear de esta naturaleza implicaría. El informe se estructura en tres secciones principales que abordan estos temas, concluyendo con una serie de recomendaciones estratégicas orientadas a la reducción de riesgos y el fomento de la estabilidad.

I. Comparativa de Arsenales y Doctrinas Nucleares

La posesión de armas nucleares por parte de India y Pakistán ha alterado fundamentalmente el panorama de seguridad en el sur de Asia. Si bien ambos países iniciaron sus programas nucleares con décadas de antelación, sus ensayos de 1998 los declararon abiertamente como estados con armas nucleares, desencadenando una nueva era de disuasión estratégica y, concomitantemente, de riesgos elevados.

A. Capacidades Nucleares de India

India ha desarrollado un programa nuclear robusto y diversificado, con un enfoque en la autosuficiencia y una tríada de sistemas de lanzamiento.

  • Estimación del Arsenal: Según datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) y la Arms Control Association, India posee aproximadamente 172 ojivas nucleares.3 La Federation of American Scientists (FAS) estima que India podría haber producido suficiente plutonio de grado militar para entre 130 y 210 ojivas, pero probablemente ha fabricado alrededor de 172.10 Algunas proyecciones, posiblemente más especulativas o basadas en una aceleración de la producción, sugieren que para 2025 el arsenal indio podría alcanzar entre 400 y 500 ojivas, con un rendimiento individual comparable al de la bomba de Hiroshima (aproximadamente 15 kilotones), aunque India también probó un dispositivo con un rendimiento estimado de 40-50 kilotones en 1998.7 Esta capacidad de producción de material fisible y el potencial de crecimiento del arsenal son factores clave en la ecuación estratégica regional.
  • Sistemas de Lanzamiento: India ha estado desarrollando activamente una tríada nuclear completa para asegurar una capacidad de represalia creíble.2
  • Terrestres: Su fuerza de misiles balísticos incluye sistemas de corto, medio e intermedio alcance. Destacan los misiles de la serie Prithvi y, fundamentalmente, la serie Agni. El Agni-V, con un alcance que supera los 5.000 kilómetros, tiene la capacidad de portar múltiples ojivas y cubrir la totalidad del territorio chino. Además, se informa que el Agni-VI, con un alcance especulado de hasta 10.000 km, está en fase de desarrollo.3
  • Aéreos: La Fuerza Aérea India opera varias plataformas capaces de transportar armas nucleares. Entre ellas se encuentran los aviones de combate Dassault Rafale, de fabricación francesa, y los Sukhoi Su-30MKI, de origen ruso, así como los Mirage 2000.3 Se estima que el componente aéreo de su fuerza nuclear podría disponer de unas 36 ojivas.2
  • Marítimos: La dimensión marítima de su tríada se basa en los submarinos de propulsión nuclear de la clase Arihant, que pueden lanzar misiles balísticos desde submarinos (SLBM), como el misil Sagarika.2 Esta capacidad es crucial para la supervivencia de su fuerza de disuasión y una capacidad de segundo ataque garantizada. La modernización continua y el desarrollo de misiles de mayor alcance sugieren que la planificación estratégica de India se extiende más allá de Pakistán, considerando también a China como un factor primordial en sus cálculos de disuasión.2
  • Doctrina Nuclear: India adoptó oficialmente una política de «No Primer Uso» (NFU) de armas nucleares en 1998, tras sus segundos ensayos nucleares.9 Esta doctrina establece que India solo utilizará armas nucleares en represalia contra un ataque nuclear en su territorio o contra fuerzas indias en cualquier lugar.12 Sin embargo, esta política ha sido objeto de debate y reconsideración en años recientes.9 De manera significativa, la política de NFU está cualificada: India se reserva la opción de una represalia nuclear en caso de un ataque a gran escala contra India o fuerzas indias con armas biológicas o químicas.12 En 2019, el entonces Ministro de Defensa, Rajnath Singh, declaró que la política de NFU de India podría cambiar en el futuro dependiendo de las «circunstancias».12 A pesar de estas discusiones, declaraciones oficiales del Ministerio de Asuntos Exteriores en enero de 2022 reafirmaron la doctrina de mantener una «disuasión mínima creíble basada en una postura de No Primer Uso y no uso de armas nucleares contra estados no poseedores de armas nucleares».12 Esta aparente fluctuación o debate interno en India sobre la NFU añade una capa de incertidumbre a la ya compleja ecuación disuasiva en el Sur de Asia. Esta dualidad de mensajes, entre declaraciones de políticos individuales y la postura oficial ministerial, puede ser interpretada por Pakistán de diversas maneras: como una señal de endurecimiento, como una ambigüedad deliberada, o como una inconsistencia, lo que podría llevar a Pakistán a planificar escenarios de peor caso, potencialmente bajando sus propios umbrales de uso nuclear si percibe que la NFU de India ya no es creíble.
  • Estructura de Mando y Control: Las decisiones relativas al uso de armas nucleares en India recaen en la Autoridad de Comando Nuclear (NCA), establecida formalmente el 4 de enero de 2003.13 La NCA está compuesta por un Consejo Político, presidido por el Primer Ministro, y un Consejo Ejecutivo, encabezado por el Asesor de Seguridad Nacional. El Consejo Ejecutivo asesora al Consejo Político, que es el único con la autoridad para autorizar un ataque nuclear. Las directivas de la NCA son implementadas por el Comando de Fuerzas Estratégicas (SFC), bajo el mando de un Comandante en Jefe con rango de general de tres estrellas. Este sistema está diseñado para asegurar un firme control civil sobre el arsenal nuclear y prevenir su uso accidental o no autorizado.13

B. Capacidades Nucleares de Pakistán

Pakistán desarrolló su programa nuclear principalmente como respuesta a la amenaza percibida por parte de India, especialmente tras la secesión de Pakistán Oriental (actual Bangladesh) en 1971 con apoyo indio, y los ensayos nucleares indios de 1974.

  • Estimación del Arsenal: Pakistán posee un arsenal nuclear comparable en tamaño al de India, con estimaciones que lo sitúan en aproximadamente 170 ojivas nucleares, según SIPRI, la Arms Control Association y el FAS.3 Algunas fuentes sugieren que para 2025, Pakistán podría disponer de «más de 200» ojivas, superando marginalmente a India.4 El FAS proyecta que el arsenal pakistaní podría alcanzar unas 200 ojivas para finales de la década de 2020 si mantiene su tasa de crecimiento actual.18 Este ritmo de crecimiento es un indicador de la importancia que Pakistán otorga a su disuasión nuclear.
  • Sistemas de Lanzamiento: Pakistán también ha buscado diversificar sus sistemas de lanzamiento para asegurar la credibilidad de su disuasión.
  • Terrestres: Dispone de una variedad de misiles balísticos de corto y medio alcance con capacidad nuclear. Estos incluyen las series Shaheen, de combustible sólido (el Shaheen-III tiene un alcance declarado de hasta 2.750 km, cubriendo la totalidad del territorio indio), y la serie Ghauri, de combustible líquido.3 De particular relevancia es el desarrollo y despliegue de misiles nucleares tácticos (ANT) de corto alcance, como el Nasr (Hatf-IX), con un alcance de 60-70 km, diseñados para su uso en el campo de batalla contra fuerzas convencionales.1 La doctrina pakistaní menciona una cobertura de alcance desde «cero metros hasta 2.750 kilómetros».18
  • Aéreos: La Fuerza Aérea de Pakistán (PAF) cuenta con aviones de combate capaces de portar armas nucleares, como los F-16 de fabricación estadounidense, los JF-17 Thunder (desarrollados conjuntamente con China) y los más antiguos Mirage III/V.3 Se estima que el componente aéreo dispone de unas 36 ojivas, con los F-16 A/B (aproximadamente 24 lanzadores con un alcance de 1.600 km) y los Mirage (unos 12 lanzadores con un alcance de hasta 2.100 km) como principales vectores.2
  • Marítimos: Pakistán ha desarrollado el misil de crucero Babur (Hatf-VII), que tiene capacidad nuclear y puede ser lanzado desde plataformas terrestres, aéreas y, crucialmente, submarinas (SLCM).1 Esto le proporciona una incipiente capacidad de segundo ataque basada en el mar.
  • Doctrina Nuclear: A diferencia de India, Pakistán no ha adoptado una política de «No Primer Uso».4 Su doctrina nuclear, inicialmente denominada «Disuasión Mínima Creíble» 2, ha evolucionado hacia lo que denomina «Disuasión de Espectro Completo» («Full Spectrum Deterrence»).1 Esta postura está diseñada para disuadir la agresión en todos los niveles del espectro del conflicto, y es una respuesta directa a la superioridad convencional de India y a la doctrina militar india «Cold Start», que prevé ofensivas rápidas y limitadas en territorio pakistaní.18 La doctrina pakistaní contempla explícitamente la posibilidad de un primer uso de armas nucleares, incluyendo el uso de ANT, para detener un avance convencional indio que amenace la integridad territorial o la existencia del estado pakistaní.4 El exministro de Asuntos Exteriores, Shamshad Ahmad, advirtió que si Pakistán es invadido o atacado, utilizará «cualquier arma de su arsenal» para defenderse.20 Se han articulado teóricamente cuatro umbrales para el uso nuclear 20:
  1. Umbral Espacial: Una penetración militar india a gran escala en territorio pakistaní que las fuerzas convencionales no puedan detener (con el valle del Indo a menudo citado como una «línea roja»).
  2. Umbral Militar: La destrucción de una parte significativa de las fuerzas armadas pakistaníes, especialmente la Fuerza Aérea, o un ataque contra las instalaciones nucleares de Pakistán. El uso de armas químicas o biológicas contra Pakistán también cruzaría este umbral.
  3. Umbral Económico: Un estrangulamiento económico, como un bloqueo naval de sus principales puertos (Karachi) o la interrupción significativa del flujo de agua de los ríos compartidos bajo el Tratado de Aguas del Indo, si la Armada de Pakistán no puede contrarrestarlo eficazmente.
  4. Umbral Político: La desestabilización interna a gran escala fomentada por India o intentos de fragmentar el país que amenacen la existencia del estado. Esta doctrina de primer uso, especialmente con umbrales que pueden ser percibidos como relativamente bajos, es un factor central en la dinámica de escalada de la región.
  • Estructura de Mando y Control: El control último sobre el arsenal nuclear de Pakistán reside en la Autoridad de Comando Nacional (NCA), un órgano presidido por el Primer Ministro que incluye a ministros clave y los jefes de los servicios militares.20 La División de Planes Estratégicos (SPD), encabezada por un teniente general del ejército, actúa como el secretariado de la NCA y es responsable de la gestión diaria, la planificación, la seguridad y el despliegue de las fuerzas nucleares.21 Se informa que las armas nucleares pakistaníes se mantienen normalmente desensambladas (componentes nucleares separados de los sistemas de lanzamiento) y bajo un estricto control centralizado para prevenir el uso no autorizado.1 Sin embargo, la doctrina de uso de ANT podría, en una crisis severa, requerir una delegación de autoridad de lanzamiento a niveles más bajos de mando, lo que introduce riesgos adicionales de uso prematuro o accidental.19

C. Análisis Comparativo y Balance Estratégico

Una comparación directa de las capacidades nucleares de India y Pakistán revela tanto similitudes significativas como diferencias cruciales que definen el inestable balance estratégico en el sur de Asia.

  • Similitudes: Ambos países poseen arsenales nucleares de un tamaño numéricamente comparable en la actualidad, aunque con trayectorias de crecimiento que podrían divergir. Ambos están desarrollando activamente tríadas nucleares, con capacidades de lanzamiento terrestre, aéreo y marítimo (o en proceso avanzado de desarrollo). Sus estructuras de mando y control están centralizadas y, nominalmente, bajo liderazgo político-civil. Fundamentalmente, ambos estados consideran sus armas nucleares como el garante último de su seguridad nacional y soberanía.
  • Diferencias Clave: La diferencia más crítica y con mayores implicaciones para la estabilidad regional radica en sus doctrinas nucleares. La política de «No Primer Uso» de India, aunque con las cualificaciones y debates mencionados, contrasta marcadamente con la doctrina pakistaní, que se reserva explícitamente la opción de un primer uso de armas nucleares. Esta postura pakistaní está intrínsecamente ligada a la disparidad en capacidades militares convencionales. India supera significativamente a Pakistán en gasto militar (aproximadamente nueve veces más en 2024) y en la mayoría de las categorías de armamento convencional y personal militar activo.3 Esta asimetría convencional es el principal motor de la dependencia pakistaní de las armas nucleares, incluyendo el desarrollo de ANT, como contrapeso.
  • Implicaciones para la Estabilidad: La «paridad nuclear» aproximada en número de ojivas oculta una «asimetría doctrinal» fundamental. Mientras que India, con su creciente economía y capacidades de proyección de poder, podría estar enfocando su disuasión estratégica de manera más amplia, incluyendo a China como una preocupación principal 2, Pakistán mantiene una postura nuclear intrínsecamente ligada a la amenaza percibida de una ofensiva convencional india. Esta asimetría es una fuente de inestabilidad inherente, ya que los umbrales y los escenarios para el uso nuclear son drásticamente diferentes para ambos países. La paridad numérica, por lo tanto, no se traduce en paridad estratégica o estabilidad; por el contrario, la diferencia doctrinal crea un desequilibrio en la forma en que cada país contempla el uso de armas nucleares.
    La estrategia pakistaní de «Disuasión de Espectro Completo», que incluye el desarrollo y la posible utilización de ANT para disuadir la doctrina «Cold Start» de India, crea una dinámica particularmente peligrosa. Existe un riesgo considerable de que un conflicto convencional limitado, quizás iniciado por un incidente en Cachemira, pueda escalar rápidamente a un intercambio nuclear si Pakistán percibe que sus umbrales están siendo cruzados.9 Aunque India posee una superioridad militar convencional considerable, Manjari Chatterjee Miller, del Council on Foreign Relations, ha señalado que la cuestión clave no es la superioridad numérica, sino si ambas fuerzas militares pueden infligir un daño significativo y causar bajas masivas en caso de guerra, a lo que la respuesta es inequívocamente afirmativa.9 Además, Kanishkan Sathasivam, de la Salem State University, argumenta que Pakistán tiene la capacidad de concentrar sus fuerzas en la frontera con India de tal manera que puede igualar la fuerza india en ese teatro específico, dado que India también debe desplegar una parte considerable de sus fuerzas en su frontera con China.9
    La modernización de los sistemas de lanzamiento por ambas partes —que incluye misiles más precisos, de mayor alcance, plataformas múltiples como los SLBM, y el desarrollo continuo de misiles de crucero— indica una carrera armamentista cualitativa, no solo cuantitativa.2 Esta dinámica aumenta el riesgo de errores de cálculo y la complejidad de la gestión de crisis. A medida que las capacidades de «segundo ataque» se vuelven más robustas (por ejemplo, con submarinos armados con misiles nucleares), también pueden convertirse en objetivos tentadores para un «primer ataque» en una crisis extrema si una de las partes cree que puede neutralizar la capacidad de represalia del adversario. Esto complica la disuasión porque aumenta el número de variables y la incertidumbre sobre las intenciones y capacidades del adversario durante una crisis.

A continuación, se presenta una tabla comparativa de las fuerzas nucleares de India y Pakistán:

Tabla 1: Comparativa de Fuerzas Nucleares India-Pakistán (Estimaciones a 2023-2025)

CaracterísticaIndiaPakistán
Ojivas Nucleares Estimadas~172 (SIPRI 2024, FAS 2024).3 Proyección 2025: 400-500 (Estudio 2019).7~170 (SIPRI 2024, FAS 2023).3 Proyección 2025: >200 (Fuente 2025), ~200 para finales de 2020s (FAS 2023).4
Principales Misiles BalísticosPrithvi (SRBM), Agni-I (SRBM, 700 km), Agni-II (MRBM, 2000 km), Agni-III (IRBM, 3000 km), Agni-IV (IRBM, 4000 km), Agni-V (ICBM, >5000 km). Agni-VI (ICBM, en desarrollo, ~10000 km).3Abdali (SRBM), Ghaznavi (SRBM), Shaheen-I/IA (SRBM), Ghauri (MRBM), Shaheen-II (MRBM), Shaheen-III (IRBM, 2750 km), Nasr (ANT, 60-70 km).1
Principales Misiles de CruceroBrahMos (convencional/potencial nuclear, varias plataformas), Nirbhay (subsónico, 1000 km).10Babur (Hatf-VII) (tierra, aire, mar; 700-900 km), Ra’ad (ALCM).1
Plataformas Aéreas ClaveDassault Rafale, Sukhoi Su-30MKI, Mirage 2000, Jaguar.3F-16, JF-17 Thunder, Mirage III/V.2
Plataformas Marítimas ClaveSubmarinos clase Arihant (SSBN) con misiles SLBM Sagarika/K-15.2Submarinos con capacidad de lanzar misil de crucero Babur (SLCM).1
Postura Doctrinal DeclaradaNo Primer Uso (NFU), con cualificación para represalia ante ataque QBRN. Sujeta a debate interno y posible revisión.9Disuasión de Espectro Completo. No NFU. Opción de primer uso, incluyendo ANT, para contrarrestar superioridad convencional india y bajo ciertos umbrales.4

SRBM: Short-Range Ballistic Missile, MRBM: Medium-Range Ballistic Missile, IRBM: Intermediate-Range Ballistic Missile, ICBM: Intercontinental Ballistic Missile, ANT: Arma Nuclear Táctica, ALCM: Air-Launched Cruise Missile, SLCM: Sea-Launched Cruise Missile, SSBN: Submarino de Misiles Balísticos de Propulsión Nuclear.

II. Dinámicas de Escalada Nuclear en el Conflicto Indo-Pakistaní

La probabilidad de una escalada hacia un conflicto nuclear entre India y Pakistán está intrínsecamente ligada a la inestabilidad crónica de su relación, las doctrinas nucleares que han adoptado y la fragilidad de los mecanismos de gestión de crisis.

A. Cachemira como Epicentro Crónico de Tensión y Posibles Desencadenantes de Crisis

La región de Cachemira, disputada desde la partición de la India británica en 1947, ha sido el escenario de dos de las tres guerras a gran escala libradas entre India y Pakistán (1947-48 y 1965) y de numerosos enfrentamientos militares, incluyendo el conflicto de Kargil en 1999.2 La región permanece como una de las zonas más militarizadas del mundo, con una fuerte presencia de tropas indias y la actividad de diversos grupos militantes.2

Los ataques terroristas perpetrados por grupos que India alega tienen base y apoyo en Pakistán, especialmente aquellos ocurridos en la Cachemira administrada por India o en otras partes del territorio indio, han sido desencadenantes recurrentes de crisis militares agudas. El ataque de Pulwama en febrero de 2019, en el que murieron 40 miembros del personal paramilitar indio, y el hipotético ataque en Pahalgam en abril de 2025, que según los informes resultó en 26 víctimas civiles, son ejemplos de eventos que han llevado las tensiones al borde del conflicto abierto.2 India ha acusado consistentemente a Pakistán de patrocinar estos ataques, una acusación que Islamabad niega.4

En respuesta a estas provocaciones, India ha demostrado una creciente disposición a tomar represalias militares. Tras el ataque de Pulwama, la Fuerza Aérea India llevó a cabo ataques aéreos en Balakot, dentro de territorio pakistaní, contra lo que describió como un campo de entrenamiento terrorista.6 Esta acción marcó una escalada significativa, ya que implicó el cruce de la Línea de Control (LoC) y la frontera internacional reconocida. Además, India ha desarrollado y, según algunos analistas, operacionalizado una doctrina militar conocida como «Cold Start». Esta doctrina tiene como objetivo permitir a las fuerzas armadas indias lanzar ofensivas rápidas y limitadas en territorio pakistaní para infligir un castigo significativo en respuesta a una provocación grave, pero intentando mantenerse por debajo del umbral que Pakistán consideraría como justificación para el uso de armas nucleares.19 Sin embargo, la propia existencia de la doctrina «Cold Start» es percibida por Pakistán como una amenaza existencial que justifica su desarrollo de armas nucleares tácticas y su postura de primer uso, creando una espiral de acción-reacción.

B. El Riesgo de Transición de un Conflicto Convencional a uno Nuclear

La mayor amenaza de escalada nuclear en el sur de Asia reside en la posibilidad de que un conflicto convencional se descontrole y cruce el umbral nuclear. La doctrina nuclear de Pakistán es central en este riesgo. Al carecer de una política de «No Primer Uso» y enfrentarse a una superioridad convencional india, Pakistán contempla explícitamente el uso de armas nucleares, incluidas las armas nucleares tácticas (ANT) de corto alcance y bajo rendimiento, para contrarrestar un avance militar indio exitoso, evitar una derrota convencional significativa o la pérdida de territorio estratégico.4 El profesor Kanishkan Sathasivam ha advertido que si un ataque indio convencional resultara en un rápido colapso de las líneas defensivas pakistaníes y una penetración profunda en su territorio, Pakistán estaría «muy incentivado a recurrir a armas nucleares tácticas para detener el avance indio».9

Un estudio de 2019, que resurgió en el contexto de las tensiones simuladas de 2025, modeló un escenario de escalada que ilustra esta peligrosa dinámica 5:

  • Día 1: Ante un avance de tanques indios en territorio pakistaní, Pakistán utiliza 10 armas nucleares tácticas (con un rendimiento estimado de 5 kilotones cada una) dentro de sus propias fronteras contra las fuerzas indias.
  • Día 2: Pakistán lanza otras 15 ANT. En respuesta, India, interpretando esto como una escalada mayor, utiliza 20 armas nucleares estratégicas (detonadas como explosiones aéreas para maximizar el daño) contra instalaciones militares y depósitos nucleares pakistaníes. Estas explosiones generarían incendios masivos y columnas de humo.
  • Días Siguientes: La escalada se vuelve imparable. Pakistán responde con 30 explosiones aéreas sobre guarniciones indias, bases navales y aeródromos urbanos, además de otros 15 ataques tácticos contra tropas indias. India replica con ataques nucleares sobre 10 sitios militares pakistaníes ubicados en ciudades. En los días subsiguientes, Pakistán utilizaría todo su arsenal estratégico restante (estimado en 120 armas en este escenario) contra ciudades indias. India, a su vez, respondería con más ataques, aunque reservando parte de su arsenal. Este escenario, aunque hipotético, subraya la rapidez con la que un conflicto podría pasar de un uso táctico limitado, concebido quizás para «desescalar» forzando al adversario a detenerse, a un intercambio estratégico total. Los autores del estudio atribuyen esta espiral a una «reacción en cadena catastrófica: ira, pánico, mala comunicación y el seguimiento de protocolos rígidos predeterminados en ambos lados».5

Existen varios factores de riesgo inherentes que aumentan la probabilidad de tal escalada:

  • Errores de cálculo y mala comunicación: La ausencia de mecanismos bilaterales robustos y fiables de gestión de crisis, y la frecuente dependencia de la intervención de terceros países para la desescalada, son insuficientes para manejar crisis agudas.2 Incidentes como el lanzamiento accidental de un misil BrahMos (convencional) por parte de India en territorio pakistaní en marzo de 2022, aunque no provocó una represalia militar, ilustra vívidamente el potencial de errores técnicos o humanos con consecuencias impredecibles en un entorno de alta tensión.10
  • Rigidez doctrinal y tiempos de respuesta cortos: Los cortos tiempos de vuelo de los misiles entre los dos países (apenas unos minutos) y las doctrinas que pueden favorecer respuestas rápidas o incluso preventivas en ciertos escenarios, dejan un margen mínimo para la verificación de información, la corrección de errores o la desescalada una vez que se inicia un ciclo de represalias.5 En una crisis que se intensifica rápidamente, con inteligencia imperfecta sobre las intenciones y movimientos del adversario, podría surgir una mentalidad de «úsarlas o perderlas» («use-them-or-lose-them»), especialmente en relación con los sistemas de lanzamiento que se perciben como más vulnerables o las ANT que podrían ser neutralizadas por un ataque convencional preventivo del adversario. Este temor a que el adversario lance un primer ataque exitoso contra las propias capacidades nucleares podría incentivar un ataque preventivo propio, acortando drásticamente los tiempos de decisión y aumentando la presión para un ataque nuclear.
  • La «niebla de guerra»: En el fragor de un conflicto, la información disponible será inevitablemente incompleta, contradictoria y potencialmente engañosa. Las decisiones cruciales sobre el uso de armas nucleares se tomarían bajo una presión inmensa y con una incertidumbre considerable, lo que aumenta drásticamente la probabilidad de interpretaciones erróneas de las intenciones o acciones del adversario.
  • Riesgos asociados a las Armas Nucleares Tácticas (ANT): El desarrollo y despliegue de ANT por parte de Pakistán, aunque concebido para fortalecer la disuasión a nivel táctico y disuadir una ofensiva convencional india bajo la doctrina «Cold Start», paradójicamente podría hacer más probable el primer uso nuclear. Esto se debe a que desdibuja la línea entre la guerra convencional y la guerra nuclear. Podría llevar a India a concluir que cualquier conflicto convencional significativo corre un alto riesgo inherente de volverse nuclear. Esta percepción podría, a su vez, incentivar a India a adoptar posturas más agresivas para evitar tal escenario, o para responder con una fuerza abrumadora a cualquier indicio de uso táctico por parte de Pakistán, como sugiere la idea de que India «ejecutará su doctrina de represalia masiva y Pakistán dejará de existir como un estado nación funcional» en respuesta a un ataque nuclear pakistaní.19 Además, el despliegue avanzado de ANT y la posible necesidad de descentralizar el mando y control para permitir su uso oportuno en el campo de batalla aumentan el riesgo de uso prematuro, no autorizado (el «síndrome del mayor loco» temido por Kissinger) o accidental, así como los peligros asociados al transporte y almacenamiento de estas armas en condiciones de campaña.19

C. Mecanismos de Gestión de Crisis Existentes y su Efectividad (o ausencia de ellos)

A pesar de la gravedad de los riesgos nucleares, los mecanismos formales para la gestión de crisis entre India y Pakistán son notablemente débiles y, a menudo, ineficaces cuando más se necesitan.

  • Ausencia de Mecanismos Bilaterales Robustos: Como ha señalado Moeed Yusuf, ex Asesor de Seguridad Nacional de Pakistán, India y Pakistán carecen de un mecanismo bilateral de gestión de crisis que sea fundamental y funcione de manera fiable.6 Esta carencia es una preocupación primordial.
  • Dependencia de Terceros: Históricamente, la principal herramienta para la gestión de crisis y la desescalada ha sido la dependencia de la intervención de terceras partes, notablemente Estados Unidos, que intentan mediar y presionar a ambos lados para que se contengan.6 Si bien esta mediación ha tenido éxito en algunas ocasiones pasadas, no es una garantía de éxito futuro y subraya la falta de confianza directa entre Nueva Delhi e Islamabad.
  • Líneas Directas de Comunicación: Existen líneas directas de comunicación militar (hotlines) entre los altos mandos militares de ambos países, incluyendo una específica para asuntos nucleares establecida el 20 de junio de 2004.13 Sin embargo, la efectividad de estas líneas directas en una crisis aguda es cuestionable si la voluntad política para la desescalada no está presente en ambos lados o si la comunicación se ve empañada por la desconfianza y las acusaciones mutuas.
  • Erosión de Acuerdos y Canales Diplomáticos: Acuerdos importantes como el Tratado de Aguas del Indo de 1960, que regula el reparto de las aguas de los ríos de la cuenca del Indo y que había sobrevivido a múltiples guerras y crisis, han sido puestos en tela de juicio o utilizados como instrumento de presión política durante escaladas recientes. Por ejemplo, se informó que India suspendió su participación en el tratado tras el hipotético ataque de Pahalgam.2 Estas acciones, junto con la expulsión de personal diplomático, el cierre temporal de cruces fronterizos y la revocación de visados 2, debilitan aún más la cooperación, la confianza y los pocos «cortafuegos» existentes que podrían ayudar a gestionar la escalada. Cada crisis parece erosionar aún más estos mecanismos, lo que significa que la siguiente crisis podría comenzar desde una base de menor confianza y con menos herramientas disponibles para evitar el peor de los casos.

La debilidad estructural de los mecanismos de gestión de crisis es un factor multiplicador del riesgo nuclear en el sur de Asia. Sin canales de comunicación fiables y sin una voluntad política compartida para priorizar la estabilidad, la región permanece peligrosamente vulnerable a una escalada catastrófica.

III. Consecuencias Devastadoras de un Conflicto Nuclear entre India y Pakistán

Un conflicto nuclear entre India y Pakistán, incluso uno inicialmente concebido como «limitado», tendría consecuencias catastróficas e irreversibles, no solo para los dos países directamente involucrados, sino para todo el planeta.

A. Impacto Directo y Catastrófico en India y Pakistán

Las consecuencias inmediatas y a corto plazo de un intercambio nuclear en el subcontinente serían de una magnitud difícilmente imaginable.

  • Pérdidas Humanas Masivas: Múltiples estudios han modelado el impacto humano. Las estimaciones sugieren que un intercambio nuclear podría resultar en entre 50 y 125 millones de muertes inmediatas, dependiendo del número y el rendimiento de las armas utilizadas (con rendimientos que varían en los escenarios de 15, 50 o 100 kilotones).5 Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Rutgers y la Universidad de Colorado, publicado en Science Advances y citado en varios artículos, es una referencia clave para estas cifras.11 Además de las muertes instantáneas por la explosión, el calor y la radiación inicial, se estima que entre 50 y 125 millones de personas más podrían morir en los meses y años siguientes debido a heridas graves, quemaduras, enfermedad por radiación, la desintegración de los servicios sanitarios, el hambre y el colapso general de la sociedad.7
  • Destrucción de Infraestructura: Las principales ciudades indias y pakistaníes, que serían los objetivos probables en un intercambio estratégico, quedarían completamente destruidas o se volverían inhabitables durante generaciones.5 La infraestructura crítica, incluyendo hospitales, sistemas de transporte, redes de energía, comunicaciones y centros financieros, colapsaría por completo.5 Esto no solo impediría cualquier esfuerzo de rescate o socorro, sino que también significaría un retroceso civilizatorio de décadas, si no siglos, para ambas naciones.
  • Consecuencias Sanitarias a Largo Plazo: La lluvia radiactiva (fallout), transportada por los vientos, contaminaría vastas áreas de tierra y fuentes de agua, mucho más allá de las zonas de impacto directo. Esto provocaría un aumento masivo y duradero de diversas formas de cáncer, como leucemia, cáncer de tiroides, cáncer de mama y cáncer de pulmón.25 También se registraría un incremento en defectos de nacimiento, cataratas, retraso mental en niños expuestos en el útero, y otras enfermedades crónicas y debilitantes.25 Un estudio del Laboratorio Lawrence Livermore, analizando un hipotético ataque indio al reactor nuclear de Karachi (KANUPP), encontró que la liberación de yodo 131 podría causar «numerosas víctimas» por cáncer de tiroides a decenas de kilómetros a favor del viento.26 El sufrimiento humano se extendería mucho más allá de las muertes inmediatas, afectando a las generaciones futuras.

A continuación, se presenta una tabla que resume las estimaciones del impacto directo de un intercambio nuclear regional:

Tabla 2: Estimaciones del Impacto Directo de un Intercambio Nuclear Regional India-Pakistán

Escenario de Intercambio / ParámetroEstimación / DescripciónFuentes Principales
Número de Armas (Escenario 2025 Estudio)India: 100 ojivas (estratégicas); Pakistán: 150 ojivas (tácticas y estratégicas). Total ~250.5
Rendimiento de las Armas (Escenarios Modelados)15 kilotones (Hiroshima), 50 kT, 100 kT.5
Muertes Inmediatas Proyectadas50 a 125 millones (dependiendo del rendimiento de las armas).5
Muertes Adicionales a Largo Plazo (Heridas, Radiación, Hambruna)50 a 125 millones adicionales.7
Principales Ciudades en RiesgoTodas las grandes urbes y centros militares/industriales en ambos países (Delhi, Mumbai, Karachi, Lahore, Islamabad, Bangalore, etc.).Implícito en escenarios de ataque a ciudades 5
Tonelaje de Hollín Emitido a la Atmósfera Superior16 a 36 millones de toneladas (dependiendo del número y rendimiento de las armas, y la carga de combustible urbano). Escenario 15kT: 16.1 Tg; Escenario 100kT: 36.6 Tg. Otro estudio: >5 Tg.7
Destrucción de InfraestructuraColapso total de sanidad, transporte, energía, finanzas. Ciudades inhabitables.5

kT: Kilotón (equivalente a mil toneladas de TNT). Tg: Teragramo (equivalente a un millón de toneladas métricas).

B. Consecuencias Globales de Amplio Alcance

Las repercusiones de un conflicto nuclear entre India y Pakistán no se limitarían al subcontinente. Los efectos atmosféricos, agrícolas y económicos se sentirían en todo el mundo, transformando una tragedia regional en una catástrofe global. Es crucial comprender que un conflicto que involucra menos del 1% del arsenal nuclear mundial 27 podría, no obstante, desencadenar consecuencias adversas para la seguridad alimentaria global «sin parangón en la historia moderna» y un severo enfriamiento climático. Esto subraya una vulnerabilidad global crítica a conflictos regionales que podrían ser erróneamente percibidos como «limitados». La interconexión del sistema climático y alimentario global significa que incluso un número relativamente pequeño de detonaciones nucleares sobre centros urbanos puede tener efectos desproporcionadamente grandes y generalizados.

  • Impacto Climático Severo («Invierno Nuclear» o «Otoño Nuclear»):
  • Las masivas tormentas de fuego generadas por las explosiones nucleares en ciudades densamente pobladas inyectarían enormes cantidades de hollín (carbono negro) en la atmósfera superior (estratosfera). Las estimaciones varían: un estudio proyecta entre 16 y 36 millones de toneladas de hollín 7, mientras que otro, centrado en un intercambio más limitado, calcula más de 5 Teragramos (Tg) de hollín, lo que equivale a 5 millones de toneladas.27 Un escenario específico que involucra armas de 15 kilotones (similares a la de Hiroshima) podría producir 16.1 Tg de hollín, mientras que el uso de armas de 100 kilotones podría generar hasta 36.6 Tg.11
  • Este hollín estratosférico absorbería la radiación solar, impidiendo que llegue a la superficie terrestre. Como resultado, se produciría un enfriamiento global abrupto y significativo. Las temperaturas medias globales podrían descender entre 2°C y 5°C.7 Otro modelo climático predice una caída de la temperatura media global de 1.8°C que persistiría durante al menos cinco años.27
  • Los niveles de luz solar que alcanzan la superficie podrían reducirse hasta en un 35%.7
  • Las precipitaciones globales también se verían afectadas, con una disminución estimada de entre el 15% y el 30% 23, u 8% según otro estudio.27
  • Estos efectos climáticos no serían transitorios; se prevé que durarían al menos una década, con algunas consecuencias persistiendo incluso más tiempo.27 Este cambio climático inducido por un conflicto nuclear sería mucho más rápido y, en términos de enfriamiento, potencialmente más severo que los impactos proyectados del calentamiento global antropogénico a lo largo de un siglo.27
  • Crisis Alimentaria Mundial:
  • El enfriamiento global, la reducción de la luz solar y los cambios en los patrones de precipitación tendrían un impacto devastador en la agricultura mundial. La producción global de los principales cultivos alimentarios (maíz, trigo, arroz y soja) caería drásticamente. Un estudio de modelización realizado por seis modelos de cultivos de última generación indicó que la producción calórica global de estos cuatro cultivos disminuiría, en promedio, un 13% (maíz), 11% (trigo), 3% (arroz) y 17% (soja) durante un período de cinco años después del conflicto. Las pérdidas totales en un solo año podrían alcanzar el 12%, una cifra que cuadruplica la mayor anomalía negativa observada en la historia agrícola registrada y supera los impactos de sequías históricas o erupciones volcánicas masivas.27
  • Las regiones templadas del hemisferio norte, que son los principales graneros del mundo (incluyendo Estados Unidos, Canadá, Europa y China), serían las más afectadas, con impactos significativos en la producción agrícola que podrían durar de 10 a 15 años.27
  • Para el quinto año después del conflicto, la disponibilidad de maíz y trigo a nivel mundial disminuiría en un 13%. De manera aún más alarmante, en 71 países, con una población acumulada de 1.300 millones de personas, esta disminución superaría el 20%.27
  • Como consecuencia directa de esta catástrofe agrícola, se estima que más de 2.000 millones de personas podrían enfrentarse a la hambruna.7 Los países que ya son vulnerables a la inseguridad alimentaria y dependen de las importaciones de alimentos serían los más golpeados.
  • Repercusiones Económicas Globales:
  • El colapso de la agricultura mundial y la hambruna generalizada desencadenarían una crisis económica global sin precedentes. El comercio internacional de alimentos y otros bienes se interrumpiría drásticamente.7
  • Es muy probable que la economía mundial se hundiera en una profunda y prolongada depresión.7
  • La destrucción de la infraestructura financiera en India y Pakistán 5 tendría efectos en cascada en los mercados financieros globales, dada la interconexión de la economía mundial. Ninguna región quedaría indemne de las consecuencias económicas.
  • Implicaciones para la Seguridad Internacional:
  • Un conflicto nuclear entre India y Pakistán supondría un golpe devastador para los regímenes internacionales de no proliferación nuclear, principalmente el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), y para los esfuerzos por lograr la entrada en vigor del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN).28 Aunque India y Pakistán no son signatarios del TNP como estados no poseedores de armas nucleares 2 y no han ratificado el TPCEN (aunque observan moratorias unilaterales sobre los ensayos nucleares 29), un conflicto nuclear que involucre a dos estados fuera del marco del TNP podría destrozar las normas globales contra la proliferación y el uso de armas nucleares.
  • El orden global se vería profundamente desestabilizado, con posibles efectos en cascada en otras regiones donde existen tensiones nucleares latentes o aspiraciones nucleares. Podría alentar a otros estados a buscar armas nucleares como medio de disuasión o coerción.
  • La credibilidad de las grandes potencias y de las instituciones internacionales, como las Naciones Unidas, para prevenir tales catástrofes y mantener la paz y la seguridad internacionales se vería severamente dañada.7 Los llamamientos a la acción de la ONU y de las partes interesadas regionales para la desescalada 7 perderían toda relevancia si no logran evitar el desastre.

Más allá de las muertes y la destrucción física inmediata, un intercambio nuclear aniquilaría las estructuras sociales, económicas y políticas de India y Pakistán. Esto crearía vacíos de gobernanza masivos, crisis de refugiados internas y externas de una escala inimaginable, y un caldo de cultivo para el extremismo, la anarquía y la inestabilidad prolongada que podría desbordarse regionalmente e incluso más allá. La «normalidad» post-conflicto sería irreconocible. En un escenario de intercambio nuclear, incluso si una de las partes «utiliza todo su arsenal estratégico» y la otra «reserva algunas armas» como se describe en algunos modelos 5, el concepto de victoria militar se vuelve completamente absurdo. Ambas naciones sufrirían una devastación tal que su propia supervivencia nacional estaría en duda, y el impacto global afectaría a todos por igual. La única «victoria» sería la de la catástrofe compartida.

IV. Conclusión y Recomendaciones Estratégicas

El análisis de las capacidades nucleares de India y Pakistán, las dinámicas de escalada inherentes a su prolongado conflicto y las posibles consecuencias de un intercambio nuclear pintan un panorama sombrío y urgente. La amenaza de una guerra nuclear en el sur de Asia no es una abstracción teórica, sino una posibilidad real con implicaciones potencialmente existenciales para la región y el mundo.

Recapitulación de Hallazgos Clave:

  • India y Pakistán poseen arsenales nucleares de tamaño comparable, con capacidades de lanzamiento cada vez más sofisticadas que incluyen elementos de una tríada nuclear. Sin embargo, esta paridad numérica aproximada se ve contrarrestada por una crucial asimetría doctrinal: la política de «No Primer Uso» (NFU) de India (aunque con matices y sujeta a debate) frente a la doctrina de «Disuasión de Espectro Completo» de Pakistán, que incluye la opción de un primer uso de armas nucleares, especialmente armas nucleares tácticas (ANT), como contrapeso a la superioridad convencional de India.
  • El conflicto no resuelto sobre Cachemira, exacerbado por el terrorismo transfronterizo y las respuestas militares subsiguientes, sigue siendo el principal detonante potencial de una crisis que podría escalar de un enfrentamiento convencional a uno nuclear. Este riesgo se ve amplificado por las doctrinas nucleares pakistaníes, que contemplan el uso de armas nucleares en respuesta a un ataque convencional exitoso, y por la dinámica de acción-reacción que caracteriza las crisis indo-pakistaníes.
  • Las consecuencias de un intercambio nuclear serían catastróficas e irreversibles. Para India y Pakistán, significaría decenas, si no cientos, de millones de muertes, la destrucción de sus principales ciudades e infraestructuras, y un colapso societal. Para el resto del mundo, implicaría un «invierno nuclear» o «otoño nuclear» con un enfriamiento global drástico, una crisis alimentaria mundial que podría llevar a la hambruna a miles de millones de personas, un colapso económico global y una profunda desestabilización del orden internacional.

Énfasis en la Gravedad de la Amenaza:

La amenaza nuclear en el sur de Asia es, sin lugar a dudas, una de las más peligrosas y urgentes a nivel global. Las tensiones recurrentes, como las simuladas en torno al ficticio ataque de Pahalgam en abril de 2025 5, sirven como un recordatorio constante de la precariedad de la disuasión y del potencial de una catástrofe humanitaria y ambiental sin precedentes. La aparente estabilidad derivada de la disuasión mutua puede ser una ilusión peligrosa si no se abordan las causas subyacentes del conflicto y los riesgos inherentes a las doctrinas actuales. La complacencia basada en la ausencia de una guerra nuclear a gran escala hasta la fecha es un error que ignora la creciente probabilidad de que una crisis futura, impulsada por errores de cálculo, fallos técnicos o la simple mala suerte, se salga de control.

Elaboración Profunda, Perspectivas Multidimensionales y Recomendaciones Detalladas:

Dada la gravedad de la amenaza, se requiere una acción concertada y multifacética a nivel bilateral, regional e internacional. Las siguientes recomendaciones estratégicas se proponen con el objetivo de reducir los riesgos y fomentar una paz sostenible:

  1. Reducción Urgente de Riesgos Nucleares (RRR):
  • Recomendación: India y Pakistán deben priorizar de inmediato las negociaciones sobre un conjunto integral de medidas de RRR. Estas deberían incluir la mejora y el uso regular de las líneas directas de comunicación existentes, especialmente la línea directa nuclear; el establecimiento de acuerdos de notificación previa de lanzamientos de misiles más robustos, transparentes y que abarquen una gama más amplia de sistemas; y discusiones serias sobre la no-objetivación de centros de población e instalaciones nucleares (reafirmando y ampliando el acuerdo existente de no atacar instalaciones nucleares civiles, como se menciona en 4). Se debería considerar la creación de centros conjuntos de reducción de riesgos nucleares.
  • Justificación: Estas medidas son fundamentales para prevenir errores de cálculo, malentendidos y la escalada accidental, especialmente en tiempos de crisis. La comunicación clara y la transparencia son vitales para generar confianza y evitar interpretaciones erróneas de las intenciones del adversario.7
  1. Fomento de la Diplomacia Bilateral y Canales de Comunicación Robustos:
  • Recomendación: Es imperativo restablecer y fortalecer un diálogo bilateral integral y sostenido entre India y Pakistán. Este diálogo debe abordar no solo las cuestiones de seguridad nuclear y convencional, sino también, y de manera crucial, las disputas políticas subyacentes que alimentan el conflicto, especialmente la cuestión de Cachemira. Se debe considerar la reactivación y el apoyo a la diplomacia de «Track II» (canales no oficiales que involucran a académicos, exfuncionarios, etc.) para explorar soluciones creativas y generar un entendimiento mutuo fuera de los focos de la diplomacia oficial.2
  • Justificación: Sin abordar las causas raíz del conflicto, las medidas de RRR y otras iniciativas de control de armas solo serán paliativos temporales. La diplomacia sostenida es esencial para la desescalada y la construcción de una paz duradera.2
  1. Fortalecimiento de los Mecanismos de Control de Armas y Medidas de Fomento de la Confianza (MFC):
  • Recomendación: Ambas partes deberían esforzarse por adoptar políticas doctrinales más transparentes y predecibles que refuercen la estabilidad estratégica. India debería reafirmar inequívocamente su política de NFU, eliminando ambigüedades que puedan ser malinterpretadas por Pakistán como una posible erosión de este compromiso. Pakistán, por su parte, debería reconsiderar seriamente los aspectos de su doctrina que contemplan el uso temprano de ANT, dado el altísimo riesgo de escalada incontrolable que esto conlleva. Ambas naciones deberían explorar la posibilidad de moratorias sobre la producción de material fisible para armas nucleares y abstenerse de acciones que puedan interpretarse como una carrera armamentista cualitativa.
  • Justificación: La claridad doctrinal puede reducir la incertidumbre y el temor a un ataque sorpresa, que son motores de inestabilidad. La contención en el desarrollo y despliegue de ANT es crucial para elevar el umbral nuclear y evitar escenarios de escalada rápida.2
  1. Mayor Implicación Coordinada de la Comunidad Internacional:
  • Recomendación: Las principales potencias nucleares y no nucleares, junto con las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales relevantes, deben ejercer una presión diplomática concertada, sostenida y coherente sobre India y Pakistán. Esta presión debe estar orientada a que adopten medidas significativas de RRR, reanuden un diálogo bilateral productivo y se adhieran más estrechamente a las normas globales de no proliferación y desarme. Esto incluye alentar la ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN) 28 y considerar los principios humanitarios fundamentales del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW), aunque ninguno de los dos países sea actualmente signatario.7 La comunidad internacional también podría facilitar el establecimiento de un proceso multilateral de investigación para incidentes transfronterizos graves, lo que podría ayudar a evitar la atribución apresurada de culpas y las represalias impulsivas.2
  • Justificación: Dada la magnitud global de las consecuencias de un conflicto nuclear en el sur de Asia, la comunidad internacional tiene un interés vital y una responsabilidad en la prevención. La dependencia de la mediación de terceros en crisis pasadas 6 sugiere un papel continuo, pero este debe ser más proactivo, preventivo y coordinado, en lugar de reactivo.

A pesar de los estudios científicos detallados sobre las consecuencias 5, la conciencia pública y política global sobre la magnitud de la amenaza de un conflicto nuclear India-Pakistán sigue siendo relativamente baja en comparación con otras preocupaciones globales. Se necesita un esfuerzo concertado para educar a los responsables políticos y al público en general sobre el hecho de que esto no es solo un problema regional, sino una amenaza existencial para la humanidad. Un «shock cognitivo», es decir, una comprensión más profunda y generalizada de que un conflicto nuclear «limitado» en el sur de Asia podría significar el fin de la civilización tal como la conocemos, es necesario para movilizar la voluntad política requerida para la prevención.

Finalmente, es crucial reconocer el desafío que implica la implementación de estas recomendaciones. El profundo arraigo de la desconfianza mutua, las intensas presiones políticas internas en ambos países, y la compleja geopolítica de la región (incluyendo el papel de China y otras potencias) hacen que la adopción y la implementación efectiva de estas medidas sean extraordinariamente difíciles.2 Superar estas barreras requerirá un liderazgo político visionario en India y Pakistán, una ciudadanía informada y activa que exija la paz, y una presión internacional sostenida, unificada y constructiva. La ventana para actuar puede ser estrecha, pero la alternativa es demasiado catastrófica para contemplarla. La prevención, no la predicción de la catástrofe, debe definir el camino a seguir.

Obras citadas

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  6. ‘Don’t see a major war with India, but have to be ready’: Pakistan ex-NSA – Al Jazeera, fecha de acceso: mayo 7, 2025, https://www.aljazeera.com/news/2025/5/3/dont-see-a-major-war-with-india-but-have-to-be-ready-pakistan-ex-nsa
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